El sol calienta mis manos. Me cobijo cuando cae la noche y se ha ido. Me cubre su edredón de recuerdos. Me duermo soñando con él. Me despierto mirando su cara. Acompaña mi día su presencia, así su calor se enrosca a mi costado...
Sabes que me pongo a pintar en cualquier esquina. Que canto antes de hablar y que camino danzando. Sabes que eres mi sol, que te necesito. Que cuando no estás, aunque vivas en mí, me faltas. Tu luz me persigue... Tu calor me consigue. No tengo nada ya que sea mío... todo de lo dí.
Por eso y más, siento ahora que quiero pintarte, brillando, poniéndo música entre los colores para escucharte y dejando que te muevas por el lienzo... para que bailes conmigo.
Mi sol ilumina el pincel que sostiene mi mano y, antes de que caiga la noche, cuando todo es forzosamente oscuro, antes de dormir bajo mi manta... voy a empezar a pintarte.
Sumergible entre óleos.
