4 de marzo de 2007

Luz y silencio


El fin de semana transcurre tranquilo. Me encanta este tiempo primaveral, con tanta luz y con estas temperaturas tan agradables. Aunque también me da miedo esta estación porque hace dos años empecé a tener alergias y esas cosas. Está claro que no se puede ser tajante con nada. Yo antes decía que la estación que más me gustaba del año era la primavera. Ahora no puedo decirlo. Me gusta, sí. Pero ahora con reservas, escozores, moquillos y estornudos...

Ayer me fui a andar en bici por el monte. Me parece todo un lujo poder hacer algo así. Hace años me fui de la ciudad que me vio nacer y de la cual pensé en su momento que no podría prescindir nunca. Fue una difícil decisión aquella. Ahora me alegro de haberme alejado del ladrillo y del ruido. Hoy, desde mi ventana, veo una gran montaña y y puedo mirar cerca y a lo lejos, porque se ve el horizonte. Se abre un abanico de caminos entre los árboles y la naturaleza y, paseando o en bici, lo que entra por los ojos o respirando es belleza y luz.

Hoy es domingo y saldré un poco más por los caminos con mi vehículo a dos ruedas. Lejos de cualquier carretera, el sonido que se oye es ese que yo agradezco escuchar en estos momentos de mi vida.

Sumergible con casco.