12 de febrero de 2009

Alerta.


No sé si ha cesado la tormenta.


El vendaval ha arrojado su cuerpo contra todo y con atronadora voz ha callado cualquier otro ruido. Qué fuerza magnífica. Qué frágil todo. Qué poco atenta su desmedida potencia, qué invisible vigor que arranca en forcejeos cada cosa puesta o anclada. Qué mudo y aterrador este silencio ahora.


Si no ha resistido el árbol qué puede pretender una hoja.




Me ha engullido el huracán, me ha enfriado la corriente, me ha arrastrado la tromba. Creo a veces que mi fuerza soportará cualquier cosa y existen fuerzas más grandes que yo.


Ahora miro de frente ese remolino que ha dejado escombros y sólo se me ocurre preguntarle por qué.


Sumergible






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