2 de enero de 2007

Simetría.


Su perfume. La fragancia de su piel, mi bálsamo, mi vida. Respirar otra cosa que no sea su aliento, me asfixia lentamente. Y me conduce de golpe a un solo deseo: Pegar mi nariz contra su cuello... así la poseo.

Sé dibujar su cuerpo a ciegas. Sé de cada rincón escondido y de cada imperceptible huella. Escucho cada gemido etéreo y siento cómo hace trazos cortos su pálpito en el pecho. Saboreo su fina piel, delicada, dulce, firme y permeable a mis besos. Y escondo mi vida entera tras mis párpados cerrados, rogando concluir ahí, suspirando morir "en esa posición de morir" sólo con ella.

Y así, aspirando, buscando su sed, descifrando enigmas, escuchando su voz quebrarse sobre mi cara, suplicando refugio en sus brazos... me dejo ir, como en ritual sagrado, de nuevo hacia su cuello, requiriendo su aroma, precisando su frangancia, implorando inhalar una gota de su perfume, para seguir viva ... después de haber muerto en simetría con ella.
Sumergible.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Importante non è ciò che facciamo, ma quanto amore mettiamo in ciò che facciamo; bisogna fare piccole cose con grande amore."

;)

LinceMiope dijo...

Ummm, besos permeables, qué bien suenan...
Feliz Año, principessa.
Te comiste las uvas y las lentejas?

Sumergible dijo...

hice la nochevieja con melones de Villaconejos, principessa. Ya sabes que para todo he sido siempre una grandísima exagerada.
Auguri a te, ragazzina.