18 de noviembre de 2006

El amor es ciego...



... dice la puerta al abrirse con la llave de la sabiduría...

La mayor parte de las veces es un sutil desprecio, un gesto de desdén, una negación ...

"El amor no se conoce por lo que se exige, sino por lo que ofrece", dijo Benavente ... comparto. Y me gustaría decir que, amando, uno debería siempre saber, sin cegarse, cómo cerrar los ojos...

Por qué no se ven las cosas como son...igual es que en el fondo necesitamos una excusa para parecer locos. Una razón, para perder la razón.

Tal vez al embotellarlo ... con el amor propio, la vanidad, el egoísmo que son los que nos hacen creer que todos esos "vicios" nuestros son virtudes, pierda su capacidad de visión.

Hasta donde me alcanza la mirada, es la única energía que logra cambiar la esencia humana. Pero en esta pésima interpretación estamos, en tan poco respeto, en la manipulación... le propinamos una patada y muy dignos, eso sí, aceptamos con asepsia que el amor es un error. Nada que ver con la fuerza de todas nuestras "virtudes". Culpa de él, culpa de él... eco, eco, eco...

Me niego a ese desprecio. Además hay ciertos comentarios que me parecen pueriles ya.

Es lo más bello, lo más transparente, lo más perfecto y, además, está en todo.

Estoy segura de que tú eres ciega, Tortuga, sólo es eso. No has visto más que la forma. Por cierto, se está riendo, Tortuga! (Escuchad la voz del que desbarra y ahí tendréis la opinión de la mayoría...).

Lo que más "odio" son las sentencias. Lo siento, siempre he sido minoría.

1 comentario:

dable dijo...

Desde la minoría, se entiende mejor a la mayoría. Lo tengo comprobado. La soledad, bien llevada, produce muy buenas conclusiones. Y la minoría es casi soledad, ya que queda disipada entre los átomos de mayoría, que pueden ser agrupados, sin miedo a la exageración, en moles. (Aquí es dónde tocaría agradecer a Mdme Gasset sus clases de química).

Un beso