8 de noviembre de 2006

¡Pero qué rabia!


Sólo quiero escribir una cosa más. Es como una revindicación y me declaro en rebeldía. No me gusta ir al supermercado con mi madre. Siempre me he preguntado por qué ella llena el carro de la compra el doble que yo y paga la mitad. (¿Tendrá algún enchufe con las cajeras?). ¡Qué rabia, jo!
También me reconcome las entrañas que Socorro tenga ventana en todos los autobuses (sean o no de línea) ... ¡y yo no!... ¡Señores! ¡yo también quiero tener una ventana como ella! (¡qué rabia, jolín!)

He dicho.

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