10 de noviembre de 2006

Posible...


A saber... que ponerse a extraer cualquier peso de dentro es como dedicarse a la pesca de eso que duele, poner el cebo, esperar a que pique, arrastrar el hilo a golpe de carrete... tirar con fuerza hasta que sale... y, cuando ocurre, mirar con orgullo y valorar el esfuerzo. Respirar profundo, soltar el lastre, sentir alivio, tranquilidad, satisfacción... levedad.
A saber... que en la desnudez interior no hay mentiras ni farsas, sólo la premura de ser, de existir, la urgencia de tener algo que dar por pequeño que sea... porque la desnudez es inocencia y qué importante es pintar sobre ese lienzo con sumo cuidado.
A saber... qué raramente sabemos algo, casi siempre torpes, limitados y poco bruñidos, aliados a la par con el error y el acierto, amarrados y no libres.. tantas veces letales, lejos de lo verdadero que, es sin duda, más fácil que lo falso... y casi siempre perdidos.
Lanzo mi caña hacia el agua. Sé que siempre hay pesca. Mientras veo mi figura reflejada sobre la corriente que baja a prisa, se me hace raro que todo se va yendo mientras yo estoy inmóvil. Mi desnudez es evidente... ya no sé nada, me alejo de todo, serena ... fría. Soy la caña, el cebo y la pieza.
Abajo el Periscopio.

3 comentarios:

dable dijo...

Espero que siempre tengas un buen día de pesca.

Creo saber que en un mismo sedal se pueden poner diferentes anzuelos. Te lo comento por si necesitas aumentar la posibilidad.

Ah, por cierto, siempre estaré gustosa de compartir tu pesca en una buena mesa. Yo aportaré el vino, con todos mis taninos. Porque soy más enóloga que pescadora.

LinceMiope dijo...

A mí la pesca siempre se me ha dado fatal... Soy un poco desastre (tipo mejillón cebra).
No te alejes mucho de la superficie, plis;)
Un besazo,
y un caballo verde.

Sumergible dijo...

A ti lo que te pasa es que eres muy bonita... no es nada más que eso.