23 de octubre de 2006

Da Vinci


Reconozco que yo no pude con este libro. Resulta que muchísima gente hablaba de él como si fuera la palanca que arranca la careta de cuajo del imperio físico de la cristiandad. Yo no pude con él. Me pareció burdo hasta decir basta. La trama facilonga, previsible...
Soy una admiradora de Leonardo Da Vinci, de su obra, de su persona, de su extraordinaria genialidad, de su estudiado misterio sé que es cierto que esos numerosos detalles esclarecedores que se aportan a "cuentagotas" dentro del libro, tienen un significado transcendental e importante. Que la institución que hoy conocemos como Iglesia ha hecho, desde el principio de sus días, de las suyas para manipular y hacer derivar un mensaje para la evolución humana, en un motivo para el poder, el sometimiento y la supervivencia de un imperio, que nada tiene que ver con aquel hombre que simplemente dijo "ni entráis vosotros, ni dejáis que los demás entren".
No pude con el libro, sin embargo, veo que muchísima gente está ávida de explicaciones, que necesita saber el por qué y dónde tuvo lugar la primera de las mentiras, que ha llegado a extender una gran tela de araña a lo largo y ancho de este mundo cada vez más carente de valores y más alejado del verdadero sentido de la vida. Es lo único bueno que he visto. Gran parte de la humanidad necesita ahora más que nunca dar un sentido a su vida con fuerzas que son contrarias a lo establecido (porque es notable que hay muchísimas cosas injustas) ... y otra gran parte se aferra a lo mismo de siempre, sin hacerse preguntas, aceptando ciegamente, asintiendo y dándose una identidad y fortaleza que como seres individuales no tienen, a través de las ideas que les transmiten y hacen suyas sin replicar.
Todos necesitamos saber... y, sobre todo, todos deberíamos ser más críticos con cada cosa que nos ofrece aquel que tiene la fuerza o el poder... no vaya a ser que se equivoquen (por lo menos una vez) y seamos cómplices. O no vaya a ser que les descubramos o dudemos... o decidamos y terminen siendo nada sin nosotros.

Admiro a Da Vinci. Él sabía y supo. Pero el libro es infumable. Ya, de la película, ni menciono.
Sumergible.

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