24 de octubre de 2006

Sueño, ventana y amor...


Abrimos la ventana y delante de nuestros ojos, aquella gran montaña y el prado... el camino, la carretera... todo verde.. todo fresco, la fuente de piedra, la hojarasca que vuela, ese olor a chimenea, todo bello, todo.

Desde sus bisagras negras y grandes, hasta la lamparita de la pared... desde la luz de dentro, hasta la escarcha en los árboles y en los caminos, desde el yo de mí hasta, sobre todo, el tú de ella... era obligatorio el amor. Era magia porque cerraba los ojos y seguían vivos los colores, los olores ... y los sabores.
Ella por fin dormía,

Tenía tanta suerte de poder aspirar de ella ... Fue cuando estaba cerca. Y cerca fue, porque yo la respiraba. Era como meterla dentro de mí, un alivio, un descanso...ella nada alegaba, su calma argumentaba aceptación, su rostro belleza, la noche en sí, alivio. Me pareció más mía de lo que ya era. Acaté aquella hermosura sin decir palabra. Solo sentía salir un "te amo", encadenado a otro y a otro... pero yo no hablaba, era mi cabeza, tal vez fuera mi alma.

Pasé las horas mirando cómo dormía. Mis labios en su hombro como un rezo, suplicando en su espalda como un hilo por no profanar su sueño, por sentir su calma. Fuera quedó el bosque... entre medio un cristal... y aquí, ella, inquebrantable.

No dormir... vigilar... ella duerme.
Sumergible.

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